En su libro No-Cosas Byung Chul Han resalta un fenómeno muy presente en nuestros días. El hombre de hoy deja de relacionarse con cosas, con la realidad, y pasa a buscar las no cosas -información, diversión-.
Uno de los aspectos que resalta el filósofo coreano, siguiendo a Heiddeger, es que el hombre es un ser en el mundo. Solo en la realidad encuentra el terreno para realizar su propia vida, para vivir como persona. Rehuir de las cosas es perder la posibilidad de desarrollar la propia existencia.
Han también nos habla del carácter problemático de las cosas al que el hombre moderno ha logrado huir creando un mundo paralelo. Las cosas me las encuentro de frente, y frente a ellas debo responder: debo conocerlas, debo poseerlas, etc. Y si vamos al caso del otro (que no quiero meter en el ámbito de las cosas) ya hablamos de un problema mayor: una persona que debo entender, conocer, querer… La realidad, en toda su amplitud, es problemática, pero en el problema está la solución, y en la solución el hombre se conoce a sí mismo, crece y se desarrolla. Por eso hoy, al encontrarnos con una generación que rehuye de lo problemático de la realidad, algunos los llaman «generación de cristal».
El hombre pierde su posición como ser en el mundo y se convierte en un ser en la nube. Como ser en el mundo, algunos dirán, el hombre tiene condicionamientos que limitan su libertad, pero lo cierto es -siguiendo a Viktor Frankl- que sin condiciones no hay ninguna ocasión para ser libre. Como ser en la nube, en cambio, el hombre adquiere una mentalidad de omnipotencia, de libertad ilimitada, pero esa falta de limitación es, justamente, su peor desgracia. Sin realidad no hay piso para vivir sanamente como personas.
De este modo el ser en la nube es un ser que cree tenerlo todo, pero cuando cae de su irrealidad a la verdadera realidad, se percata de su innegable limitación. Frente a ella se encuentra débil, no sabe qué hacer, y decide vivir un permanente escape de lo que considera -erróneamente- un destino fatal.
Sólo una vuelta a las cosas, a los otros, a la realidad, nos devolverá nuestra calidad de ser en el mundo; no de un ser ser irresponsable que nada tiene que justificar, sino de un ser responsable que tiene una tarea que realizar.
Gabriel Capriles