
La docencia como optimismo trágico
En mis años universitarios admiraba a un grupo de profesores, muy bien preparados (con doctorados, varios idiomas, etc), qué ejercían su profesión con una actitud curiosa. Se movían en un terreno ciertamente trágico: un salón lleno de alumnos sumergidos en su tiempo; pero eran optimistas: estos profesores nos miraban con cariño, confiaban y esperaban en nosotros. En ellos vi lo que Viktor Frankl llama un «optimismo trágico». Continúa leyendo La docencia como optimismo trágico